Viaje a los sepulcros
lunes, 1 de octubre de 2018
martes, 1 de mayo de 2018
LA ESCULTURA FUNERARIA QUE REPRESENTA A LEÓN FEDERICO ANEIROS, ORANTE, EN LA CATEDRAL METROPOLITANA
Por Oscar Andrés De Masi
Para http://viajealossepulcros.blogspot.com.ar
Mayo 2018
Foto oadm
Hace ya bastantes meses que, sin querer, dejamos de ocuparnos de la estatuaria funeraria. Algunos amigos y amigas que acompañan nuestro blog nos reclaman, con razón, una vuelta al tema. Para ello, hemos elegido la magnífica escultura funeraria que representa a Mons. León Federico Aneiros y que pueden mirar y admirar en su sepulcro, en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires.
Voy a darles algunos datos epocales acerca de Aneiros, fallecido en 1894.
Aneiros fue una figura relevante y dominante de la escena eclesiástica, en el contexto del llamado "renacimiento católico" o la "restauración católica" en Buenos Aires y en el país en general. Fundó periódicos, parroquias y asilos, y participó en numerosas iniciativas patrióticas. No fue ajeno a la política y mantuvo frecuentes polémicas con los sectores laicistas y con la masonería.
En 1897 una Comisión Pro-Mausoleo encargó a la Asociación Artística "El Ateneo", la organización de un concurso de esculturas, que ganó Victor de Pol (veneciano de nacimiento, afincado en Buenos Aires, se decía descendiente del gran navegante Marco Polo).
Foto oadm
Ya desde el comienzo de la encomienda hubo alguna dificultad: los marmolistas habían "canalizado" el boceto en el bloque de mármol estatuario, cuando la Comisión pidió que la figura llevara birrete arzobispal. Debió, entonces, modificarse el proyecto completo.
Como modelo, posó un juez de instrucción que era físicamente parecido a Aneiros, revestido con los ornamentos arzobispales. Debe destacarse el excelente modelado del mármol de Carrara, en especial los pliegues y la filigrana de la capa pluvial.
Aneiros fue retratado como un hombre piadoso, en la quietud silente de un momento de profunda oración (la orientación de la escultura en dirección de la capilla del Santísimo podría sugerir una plegaria de adoración eucarística, aunque en tal caso ¿no debería estar descubierta la cabeza?), indicada por la actitud reconcentrada del rostro, el gesto de ambas manos y la posición "de rodillas" sobre un mullido almohadón. Éste último detalle como apoyo de la figura humana logra un efecto adicional de plasticidad o suavidad de la masa marmórea. También es apreciable el atributo del anillo en el dedo anular de la mano derecha, de marcada vascularidad.
La estatua se inauguró en setiembre de 1898 y fue muy elogiada. Para la ocasión se acuño una medalla (iconografía, también, de Victor de Pol) y se imprimió una postal conmemorativa.
El escultor firmó la obra en el plinto. Por debajo de la escultura se ubica la tumba, con su laudatoria inscripción epigráfica en latín.
A ciento veinte años de su conclusión, nos sigue impresionando por la "gravitas" verista del retrato, y por la atmósfera decididamente sepulcral que irradia. Vale la pena que se acerquen a verla.
Foto oadm
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